lunes, 12 de marzo de 2012

POEMA ANALIZADO DEL ARTE RENACENTISTA “Vivo sin vivir en mí” (Santa Teresa de Jesús)


Vivo sin vivir en mí
Y tan alta vida espero 
Que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,
Después que muero de amor;
Porque vivo en el Señor,
Que me quiso para sí:
Cuando el corazón le di
Puso en él este letrero,
Que muero porque no muero.

Esta divina prisión,
Del amor con que yo vivo,
Ha hecho a Dios mi cautivo,
Y libre mi corazón;
Y causa en mí tal pasión
Ver a Dios mi prisionero,
Que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida! 
¡Qué duros estos destierros! 
¡Esta cárcel, estos hierros 
En que el alma está metida! 
Sólo esperar la salida 
Me causa dolor tan fiero, 
Que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga 
Do no se goza el Señor! 
Porque si es dulce el amor,
No lo es la esperanza larga:
Quíteme Dios esta carga,
Más pesada que el acero,                                Que muero porque no muero.
Sólo con la confianza
Vivo de que he de morir,
Porque muriendo el vivir
Me asegura mi esperanza;
Muerte do el vivir se alcanza,
No te tardes, que te espero,
Que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
Vida no me seas molesta,
Mira que sólo te resta,
Para ganarte, perderte;
Venga ya la dulce muerte,
El morir venga ligero
Que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
Que es la vida verdadera,
Hasta que esta vida muera,
No se goza estando viva:
Muerte, no me seas esquiva;
Viva muriendo primero,
Que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darte
A mi Dios, que vive en mi,
Si no es el perderte a ti,
Para merecer ganarte?
Quiero muriendo alcanzarte,
Pues tanto a mi amado quiero,
Que muero porque no muero.


Los efectos de la forma repetitiva sí que se sienten bastante en el poema de Santa Teresa. En primer lugar, la vemos en el mantenimiento de la actitud de la voz poética por todo el poema. La poeta nos muestra por sus palabras su amor profundo para Dios y su anhelo intenso de estar con Dios.
De principio al fin, ella refiere al "amor con que yo vivo" (verso 12), diciendo que "es dulce el amor" (verso 27) y llamando a Dios "mi Amado." (verso 58) Para ella, "el amor es fuerte," (verso 39) tan fuerte que "muero de amor." (verso 4) Como su amor para Dios, su deseo de verle está bien reflejado en todas partes del poema. Ella lo dice claramente cuando declara su "pasión ver a Dios." (verso 15) Lo quiere tanto que clama "no te tardes, que te espero," (verso 37) y "Quiero muriendo alcanzarte." (verso 57)
Estas frases son buenos ejemplos de la forma repetitiva manifestada en una emoción o una actitud continuada. Desde el comienzo, el poema le da al lector estos temas y la expectación de que seguirán. La continuación sucesiva satisface el deseo.

El forma repetitiva también se encuentra en el ritmo y la rima. El ritmo no es absolutamente igual en cada estrofa, pero hay aspectos constantes. Todos los versos son octosilábicos y el acento más fuerte cae en la penúltima sílaba. La rima es consonante.
La letrilla es una forma de versificación que consiste en "versos cortos con un estribillo de uno o más versos repetidos a intervalos iguales." En el poema el tercer verso se lee "que muero porque no muero." (verso 3) Esta frase se encuentra al fin de cada estrofa, y por lo tanto el poema es una letrilla, y tiene la atracción de una forma convencional. Otras formas convencionales que se nota son las convenciones de la poesía española, como los versos octosilábicos, la manera en que cuentan las sílabas y el uso de la sinalefa.
Estos dos, la antítesis y la paradoja, van juntos y llenan el poema. El primer antítesis aparece en la tercera estrofa, donde vienen las palabras "prisión," "cautivo," "prisionero," y "libre." En la quinta estrofa, habla de la "vida amarga" y el "amor dulce." Otros antítesis unen las palabras "morir" y "vivir," (versos 33, 36, y 49) "ganarte" y "perderte." (versos 42 y 55) Las paradojas son igualmente comunes. "Muero porque no muero," (verso 3 y al final de cada estrofa) "Vivo ya fuera de mí," (verso 4) "muriendo el vivir," (verso 34) y "viva muriendo" (verso 51) son algunos ejemplos. La natura contradictoria de estos dos tropos y el juntar de extremos e conceptos opuestos por medio de ellos hacen que el lector sienta la urgencia y el desasosiego que siente Santa Teresa. También le da al leedor el sentido de equivocación, que algo no está como debe ser. Este sentido refleja los sentimientos de Santa Teresa, quien no está con Dios, donde quiere estar. Sentir y entender más las emociones del poema satisface otro deseo del lector. Sólo he hablado de dos de los tropos, pero así es evidente que los tropos y, en el lenguaje de Burke, las formas menores son muy importantes y le da más contentamiento al lector.
Exclamacion retórica:
-¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!

Interrogación retórica:
-Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?

Enumeración:
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros

Anáforas:
-¡Ay, qué ...!

Hipérbaton:
Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,

Apóstrofe:
Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.

Oxímoron:
Divina prisión

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