O
llama de amor viva,
que tiernamente hyeres
de mi alma en el más profundo centro!
pues ya no eres esquiva,
acava ya, si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.
que tiernamente hyeres
de mi alma en el más profundo centro!
pues ya no eres esquiva,
acava ya, si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.
¡O
cauterio suave!
¡O regalada llaga!
¡O mano blanda! ¡O toque delicado,
que a vida eterna save
y toda deuda paga!,
matando muerte en vida la as trocado.
¡O regalada llaga!
¡O mano blanda! ¡O toque delicado,
que a vida eterna save
y toda deuda paga!,
matando muerte en vida la as trocado.
¡O
lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cabernas del sentido
que estava obscuro y ciego
con estraños primores
calor y luz dan junto a su querido!
en cuyos resplandores
las profundas cabernas del sentido
que estava obscuro y ciego
con estraños primores
calor y luz dan junto a su querido!
¡Quán
manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno
quán delicadamente me enamoras!
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno
quán delicadamente me enamoras!
El poema tiene un subtítulo explicativo:
“canciones del alma en la íntima comunicación de unión de amor de Dios”; se
supone que los versos están dedicados a Dios, y que el éxtasis es puramente
místico. La influencia bíblica (en especial del Cantar de los Cantares,
altamente erótico) es notoria en San Juan de la Cruz, así como de la poesía
culta y los cancioneros del Renacimiento español. Todo esto confluye en el
poeta para escribir sus canciones íntimas y extáticas. El tópico de la llama
del amor es recurrente, y el fuego simboliza constantemente la pasión amorosa,
en este caso una pasión mística, divina.
También existen múltiples ejemplos de unión
entre la exaltación a la amada y a lo divino. Se habla de la amada como algo
sagrado, y de lo sagrado como una amada; en este caso, el poeta podría
referirse tanto a Dios, como dice el poema, tanto como a una enamorada, “donde
secretamente mora” y “delicadamente lo enamora”. El éxtasis místico mantiene
ese juego entre ambos temas, el poeta juega con eso, con el lenguaje, con el
ritmo, para elaborar sus canciones.
En resumen, el poeta hace notar las distintas formas en
que el alma se siente unida a Dios y los efectos que en ella provoca. Desde el
primer canto, cuando en su centro más profundo sentía esa "llama de amor
viva", suplicándole que rompiese ya la "tela" de esta vida
mortal para poder entregarse a gozar de la vida divina; pasando por un
"cauterio suave" que la llena de llagas y que transforma esa muerte
en vida, en la auténtica vida; deteniéndonos en las "profundas cavernas
del sentido", en las potencias del alma, donde las "lámparas de
fuego" dan luz y calor al alma, y el alma a un mismo tiempo da también luz
y calor al Esposo; y terminando finalmente por sentir su despertar manso y
amoroso en su seno y un respirar lleno de bien y de gloria que le hace
exclamar: "cuán delicadamente me enamoras!".El poema está compuesto por cuatro liras. Ésta es una estrofa que consta de entre cinco y siete versos (en este caso cada lira, cada canción, tiene seis versos), combinando versos heptasílabos y endecasílabos con rima consonante o perfecta.
El poema está escrito en un lenguaje connotativo, ya que se emplea en forma simbólica o figurada y no sólo comunica información sino sensaciones.
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